El Eco de Tu Voz en un Blues

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 Hay voces que no se olvidan. Voces que no necesitan estar presentes para seguir resonando en lo más profundo del alma. Y a veces, lo único que queda de alguien es eso: un eco envuelto en blues. 🎶💔

🕰️ Cuando el recuerdo tiene sonido

Hay personas que pasan por nuestra vida y se van, pero dejan marcas invisibles. No fotografías, no mensajes… sino una canción, una nota, una voz que suena cuando menos la esperamos.

La tuya, por ejemplo, vuelve cada vez que escucho "I'd Rather Go Blind" de Etta James. No sé por qué esa canción, no sé por qué esa voz, pero ahí estás. Como si el blues supiera contar mi historia.

🌌 El blues como puente

El R&B y el blues siempre han sido el lenguaje de lo no dicho. Esas emociones que uno no puede expresar con palabras, pero que explotan en la voz de artistas que parecen cantarnos desde dentro. 🎧

Cierro los ojos y escucho esas notas desgarradas, ese vibrato tembloroso… y ahí estás otra vez. En el eco de una voz que no es tuya, pero suena como vos. Como tu forma de hablar, como tu forma de querer, como tu forma de irte sin cerrar la puerta.

🕯️ Un duelo melódico

Extrañarte no es solo pensar en vos. Es sentirte en la música, en esos tonos bajos, en los silencios entre acordes, en la respiración contenida de un verso.

Cada vez que escucho a Bill Withers, Amy Winehouse o Ray Charles, me pasa lo mismo. Es como si el blues me permitiera revivirnos sin mentirme, sin necesidad de inventar finales felices. Solo estar ahí, en esa herida que canta.

💿 Canciones que guardan memorias

Algunas canciones se convierten en cajas de recuerdos. No importa cuántos años pasen, cada vez que suenan, vuelven a abrir lo que uno pensaba cerrado.

Mis imprescindibles cuando necesito volver a vos:

• “Ain’t No Sunshine” – Bill Withers

• “Back to Black” – Amy Winehouse

• “Try a Little Tenderness” – Otis Redding

• “I Can’t Make You Love Me” – Bonnie Raitt

Son canciones que no curan, pero acompañan. Canciones que entienden el duelo sin palabras. 🎵🖤

✨ El eco sigue, y está bien

Hoy sé que tu voz ya no está, pero el eco sí. Y tal vez ese sea el verdadero regalo de la música: permitir que lo perdido no desaparezca del todo. Que siga viviendo en una melodía, en una nota, en un silencio bien puesto.

Porque en el fondo, todos llevamos a alguien dentro cuando suena el blues.